En un lugar del vasto universo existe un mundo lejano, olvidado por el
tiempo; un mundo en que la noche y el día no existen, donde la luz se mueve
como si fuese arrastrada por la brisa del viento. Un mundo vacío, sin gente,
sin ganas de existir. En ese mundo había un bosque, un bosque que crecía en el
centro de ningún lugar, un bosque custodiado por un joven sabio, un
bosque que escondía en lo más profundo de su corazón un terrible
secreto.
A ese mundo llego un día un hombre conocido por su valor, por su astucia,
su fuerza y su coraje, un hombre que era considerado por todo el cosmos como un
explorador intrépido, un hombre que no se detenía ante nada, un hombre que
no conocía el miedo y que estaba dispuesto a resolver el misterio del
bosque que custodiaba aquel joven sabio.
Cuando el explorador decidió adentrarse en el bosque el sabio,
al que veía como un viejo pero que su voz recordaba a la de un niño
no mayor que 10 años, le dijo:
-Si de verdad quieres seguir vivo joven aventurero da media vuelta y
vuelve por tu camino ya que en lo más profundo de este bosque encontraras una
muerte segura.-
-La muerte no me asusta, sabio. Me he enfrentado a cantidad de
horribles criaturas y no he perecido frente a ninguna de ellas. ¿Qué te hace
pensar que moriré ahí dentro?-
-Sí, es cierto que eres joven y fuerte pero no estás preparado para
enfrentarte al secreto que guarda este bosque.-
-¡Oh! Que interesante. ¿Y se puede saber qué es ese temible secreto que
esconde su bosque?-
-El llanto de un corazón muerto, el alma de un niño sin amor.-
-¿Ese es el terrible secreto del bosque? No me haga reír; no
siento miedo por ver a un niño llorar y mucho menos por oírle. Pobre anciano. Tus
años te juegan una mala pasada, los niños son inofensivos.
Jajajajajaja.- respondió el aventurero mientras se acercaba al linde
del bosque.
Cuando estaba a punto de entrar en el bosque la mano del sabio agarro
el fuerte brazo del aventurero y le dijo con una voz totalmente neutral:
-Nunca toques el corazón de hielo y cristal.- dijo mirando al
horizonte.
Extrañado ante las palabras del sabio el aventure se adentro en el
bosque sin ningún temor en su alma. A media que se adentraba en el
bosque empezó a oír el suave llanto de un niño,
era un llanto triste y melancólico, un llanto que entraba en el alma y la hacía
estremecerse de pena. Conmovido por el llanto el aventurero decidió, o eso
es lo que él pensaba, ir en busca del origen de ese llanto tan desgarrador;
había sido seducido por el llanto de corazón un muerto y frio.
Perdió la noción del tiempo, camino durante lo que le parecieron horas
entre los oscuros senderos del bosque, cuando de repente el llanto se dejo
de oír; el aventurero alarmado empezó a correr en la dirección en la que había oído
el llanto por última vez mientras las ramas arañaban sus brazos y las raíces le
amenazaban con hacerle caer.
Entre la espesura se podía ver un claro con algo en su
interior; al acercarse al claro el aventurero descubrió en su
centro un niño encogido sobre si mismo que sollozaba silenciosamente. Cuando
entró en el claro el niño levanto la
vista y le miro con unos profundos ojos grises cargados de pena y soledad; y
por un instante el aventurero creyó ver una maldad profunda y oscura como el
más profundo de los abismos.
-¿Eras tú quien lloraba pequeño?-preguntó el aventurero.
El niño asintió de casi imperceptible mientras un pequeño
sollozo sacudía su marchito cuerpo. Parece mentira que hubiese un
niño en mitad de ese bosque donde no se oía ni el canto de
los pájaros.
El niño no superaría los 11 años de edad, era delgado pero se
le veía sano, tenía la tez pálida y el pelo oscuro; y
debido a la luz del bosque; o eso pensaba él, el niño se
le veía gris, como si estuviera muerto.
-¿Por qué llorabas pequeño?-
-Porque estoy solo y todos los que se acercan a mí. Todos se
van asustados, y los poco que se quedan mueren al intentar llegar a mi
corazón.-
-¿Por qué piensas así?-
- Es por culpa del sabio que custodia el bosque les dice a todos los
que entran que no se queden conmigo y que no toquen mi corazón. ¡Odio a
ese estúpido sabio! ¡No tiene ni idea de lo que se siente al estar
solo!-dijo el niño mientras rompía a llorar de nuevo.
-Tranquilo pequeño, yo me quedare a tu lado hasta que no te sientas
solo, ¿vale?-
- Muchas gracias señor aventurero. ¿Quiere ver mi corazón?-dijo el niño
mientras rebuscada entre sus ropas.
-Claro.- respondió acercando se al niño un poco más.
En ese momento una sonrisa siniestra aprecio en los
labios del niño, pero el aventurero no la vio ya que su mirada estaba prendida
en el objeto que sujetaban las manitas del niño. Era un corazón, pero
no un corazón cualquiera, sino uno que parecía hecho de cristal más
fino y del hielo más puro. El aventurero estiro la mano y...
-¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí?- preguntó el aventurero desorientado.
El aventurero estaba desconcertado, había pasado de estar al lado del
niño a aparecer al borde un lago; un lago enorme y profundo, cuya
agua parecía brillar con luz propia; el lago desprendía una
calma y una calidez que te invitaba a sumergirte en sus aguas. El
aventurero se acerco con cuidado a la orilla para contemplar mejor ese
maravilloso lago de luz líquida, cuando vio que en el fondo del lago en la
parte más profunda había un niño igual al que había visto
en el bosque encadenado al fondo. Aquel chiquillo le miro y dijo con su dulce
voz:
-Ayúdame señor aventurero... No quiero morir aquí... Por favor...-
Sin pensarlo dos veces el aventurero se lanzo al agua en ayuda del niño
que del fondo.
A medida que
se acerba a le parecía que el mensaje del niño
cambiaba, ya no pedía ayuda sino que le pedía que se fuera
que saliese del lago y corriese lo más lejos posible de ese horrible
lugar; el aventurero desconcertado empezó a nadar más rápido para llegar lo
antes posible al niño. Cuando estaba a un par de metros del niño
el aventurero se dio cuenta de que se estaba quedando sin aire y que
no le daba tiempo a llegar a la superficie ya que estaba a demasiada
profundidad; con la ansiedad de saber que iba a morir empezó a manotear en las
profundidades con la esperanza de que el agua se tornara aire y le permitiera
respirar.
Llego el tan temido momento en
que ya no puedo soportar más y abrió la boca bajo el agua con la
esperanza de que apareciese algo de oxígeno que le salvara la vida; mientras tanto
el niño contemplaba la escena con aburrimiento como si no fuese
la primera vez que alguien baja
a rescatarlo y moría ahogado en el intento.
Pero para sorpresa del
aventurero descubrió que esa extraña agua luminosa
se podía respirar. Ante la cara de asombro del aventurero el niño le
dijo:
-Este es una lago emocional, en
el se guardan todas aquellas emociones que los
humanos consideras positivas: amor,
felicidad, ilusión, alegría... Y ahora que has visto que puedes
respirar te agradecería notablemente que salieras
de aquí cuanto antes; así que por favor suelta el corazón.-
-Es sorprendente.-comento el
aventurero; el niño le miro con cara de
aburrido- Me iré pero antes te soltare de esas cadenas y nos iremos
juntos.- dijo ignorando la petición del niño.
- ¡Por dios, escucha lo que te
digo, si sigues aquí cuando Él llegue ya no podrás salir! ¡Vete
de una vez!- dijo el niño desesperado.
- ¿Quién es Él?- preguntó el
aventurero mientras se acercaba más y más al niño.
Cuando el niño iba a responder
el aventurero se encontraba a menos de medio metro del él con una cara de
horror cuyo significado ya conocía.
Tras el niño del fondo del
lago estaban saliendo unas extrañas garras negras y
una misteriosa niebla que robaba la luz al agua del lago.
-¿Qué es eso? ¿Por qué sale de
ti?- logro decir el aterrado aventurero. Las garras de sombras se extendían en
todas las dirección como buscando el cuerpo del aventurero.
- Ya he tratado de
explicarte en varios ocasiones que no debias llegar hasta mí;
ahora tu perseverancia será tu tumba. Ahora serás una víctima más de un corazón
dividido.-
El aventurero
aterrado empezó a nadar con fuerza hacia la orilla del lago
intentando huir del esa extraña oscuridad.
Cuando estaba a unos
pocos metros de la superficie vio al niño gris y triste del claro, pero ahora
su rostro era inexpresivo como si fuera
una estatua de mármol y sus ojos estaban cargados de las mismas
sombras que invadían el lago dando le un aspecto aterrador. El niño rozo con los
dedos la superficie del lago y la misma oscuridad del fondo broto de
sus dedos; ahora ambas se extendían con velocidad en busca de su
presa. Poco a poco la luz del lago era sustituida por la oscuridad,
ya casi no quedaba luz cuando una voz neutra que parecía proceder
de tres gargantas distintas resono en su cabeza diciendo:
- Te avisamos de que no
entraras en el bosque, te dijimos que no tocaras el corazón, te
pedimos que salieras del lago. Nos ignoraste y ahora eres presa de
nuestro corazón. Ignoraste a la locura por parecer vieja, pero es
sabia; caíste en las sombras porque te dieron pena; y te quedaste en
la luz por ser un héroe. Por no saber escuchar ahora morirás en
el corazón del bosque, en nuestro corazón.