miércoles, 12 de octubre de 2011

En el corazón del bosque



En un lugar del vasto universo existe un mundo lejano, olvidado por el tiempo; un mundo en que la noche y el día no existen, donde la luz se mueve como si fuese arrastrada por la brisa del viento. Un mundo vacío, sin gente, sin ganas de existir. En ese mundo había un bosque, un bosque que crecía en el centro de ningún lugar, un bosque custodiado por un joven sabio, un bosque que escondía en lo más profundo de su corazón un terrible secreto.
A ese mundo llego un día un hombre conocido por su valor, por su astucia, su fuerza y su coraje, un hombre que era considerado por todo el cosmos como un explorador intrépido, un hombre que no se detenía ante nada, un hombre que no conocía el miedo y que estaba dispuesto a resolver el misterio del bosque que custodiaba aquel joven sabio.
Cuando el explorador decidió adentrarse en el bosque el sabio, al que veía como un viejo pero que su voz recordaba a la de un niño no mayor que 10 años, le dijo:
-Si de verdad quieres seguir vivo joven aventurero da media vuelta y vuelve por tu camino ya que en lo más profundo de este bosque encontraras una muerte segura.-
-La muerte no me asusta, sabio. Me he enfrentado a cantidad de horribles criaturas y no he perecido frente a ninguna de ellas. ¿Qué te hace pensar que moriré ahí dentro?-
-Sí, es cierto que eres joven y fuerte pero no estás preparado para enfrentarte al secreto que guarda este bosque.-
-¡Oh! Que interesante. ¿Y se puede saber qué es ese temible secreto que esconde su bosque?-
-El llanto de un corazón muerto, el alma de un niño sin amor.-
-¿Ese es el terrible secreto del bosque? No me haga reír; no siento miedo por ver a un niño llorar y mucho menos por oírle. Pobre anciano. Tus años te juegan una mala pasada, los niños son inofensivos. Jajajajajaja.- respondió el aventurero mientras se acercaba al linde del bosque.
Cuando estaba a punto de entrar en el bosque la mano del sabio agarro el fuerte brazo del aventurero y le dijo con una voz totalmente neutral:
-Nunca toques el corazón de hielo y cristal.- dijo mirando al horizonte.
Extrañado ante las palabras del sabio el aventure se adentro en el bosque sin ningún temor en su alma. A media que se adentraba en el bosque empezó a oír el suave llanto de un niño, era un llanto triste y melancólico, un llanto que entraba en el alma y la hacía estremecerse de pena. Conmovido por el llanto el aventurero decidió, o eso es lo que él pensaba, ir en busca del origen de ese llanto tan desgarrador; había sido seducido por el llanto de corazón un muerto y frio.
Perdió la noción del tiempo, camino durante lo que le parecieron horas entre los oscuros senderos del bosque, cuando de repente el llanto se dejo de oír; el aventurero alarmado empezó a correr  en la dirección en la que había oído el llanto por última vez mientras las ramas arañaban sus brazos y las raíces le amenazaban con hacerle caer.
Entre la espesura se podía ver un claro con algo en su interior; al acercarse al claro el aventurero descubrió en su centro un niño encogido sobre si mismo que sollozaba silenciosamente. Cuando entró  en el claro el niño levanto la vista y le miro con unos profundos ojos grises cargados de pena y soledad; y por un instante el aventurero creyó ver una maldad profunda y oscura como el más profundo de los abismos.
-¿Eras tú quien lloraba pequeño?-preguntó el aventurero.
El niño asintió de casi imperceptible mientras un pequeño sollozo sacudía su marchito cuerpo. Parece mentira que hubiese un niño en mitad de ese bosque donde no se oía ni el canto de los pájaros.
El niño no superaría los 11 años de edad, era delgado pero se le veía sano, tenía la tez pálida y el pelo oscuro; y debido a la luz del bosque; o eso pensaba él, el niño se le veía gris, como si estuviera muerto.
-¿Por qué llorabas pequeño?-
-Porque estoy solo y todos los que se acercan a mí. Todos se van asustados, y los poco que se quedan mueren al intentar llegar a mi corazón.-
-¿Por qué piensas así?-
- Es por culpa del sabio que custodia el bosque les dice a todos los que entran que no se queden conmigo y que no toquen mi corazón. ¡Odio a ese estúpido sabio! ¡No tiene ni idea de lo que se siente al estar solo!-dijo el niño mientras rompía a llorar de nuevo.
-Tranquilo pequeño, yo me quedare a tu lado hasta que no te sientas solo, ¿vale?-
- Muchas gracias señor aventurero. ¿Quiere ver mi corazón?-dijo el niño mientras rebuscada entre sus ropas.
-Claro.- respondió acercando se al niño un poco más.
En ese momento una sonrisa siniestra aprecio en los labios del niño, pero el aventurero no la vio ya que su mirada estaba prendida en el objeto que sujetaban las manitas del niño. Era un corazón, pero no un corazón cualquiera, sino uno que parecía hecho de cristal más fino y del hielo más puro. El aventurero estiro la mano y...
-¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí?- preguntó el aventurero desorientado.
El aventurero estaba desconcertado, había pasado de estar al lado del niño a aparecer al borde un lago; un lago enorme y profundo, cuya agua parecía brillar con luz propia; el lago desprendía una calma y una calidez que te invitaba a sumergirte en sus aguas. El aventurero se acerco con cuidado a la orilla para contemplar mejor ese maravilloso lago de luz líquida, cuando vio que en el fondo del lago en la parte más profunda había un niño igual al que había visto en el bosque encadenado al fondo. Aquel chiquillo le miro y dijo con su dulce voz:
-Ayúdame señor aventurero... No quiero morir aquí... Por favor...-
Sin pensarlo dos veces el aventurero se lanzo al agua en ayuda del niño que del fondo.
A medida que se acerba a le parecía que el mensaje del niño cambiaba, ya no pedía ayuda sino que le pedía que se fuera que saliese del lago y corriese lo más lejos posible de ese horrible lugar; el aventurero desconcertado empezó a nadar más rápido para llegar lo antes posible al niño. Cuando estaba a un par de metros del niño el aventurero se dio cuenta de que se estaba quedando sin aire y que no le daba tiempo a llegar a la superficie ya que estaba a demasiada profundidad; con la ansiedad de saber que iba a morir empezó a manotear en las profundidades con la esperanza de que el agua se tornara aire y le permitiera respirar.
Llego el tan temido momento en que ya no puedo soportar más y abrió la boca bajo el agua con la esperanza de que apareciese algo de oxígeno que le salvara la vida; mientras tanto el niño contemplaba la escena con aburrimiento como si no fuese la primera vez que alguien baja a rescatarlo y moría ahogado en el intento.
Pero para sorpresa del aventurero descubrió que esa extraña agua luminosa se podía respirar. Ante la cara de asombro del aventurero el niño le dijo:
-Este es una lago emocional, en el se guardan todas aquellas emociones que los humanos consideras positivas: amor, felicidad, ilusión, alegría... Y ahora que has visto que puedes respirar te agradecería notablemente que salieras de aquí cuanto antes; así que por favor suelta el corazón.-
-Es sorprendente.-comento el aventurero;  el niño le miro con cara de aburrido- Me iré pero antes te soltare de esas cadenas y nos iremos juntos.- dijo ignorando la petición del niño.
- ¡Por dios, escucha lo que te digo, si sigues aquí cuando Él llegue ya no podrás salir! ¡Vete de una vez!- dijo el niño desesperado.
- ¿Quién es Él?- preguntó el aventurero mientras se acercaba más y más al niño.
Cuando el niño iba a responder el aventurero se encontraba a menos de medio metro del él con una cara de horror cuyo significado ya conocía.
Tras el niño del fondo del lago estaban saliendo unas extrañas garras negras y una misteriosa niebla que robaba la luz al agua del lago.
-¿Qué es eso? ¿Por qué sale de ti?- logro decir el aterrado aventurero. Las garras de sombras se extendían en todas las dirección como buscando el cuerpo del aventurero.
- Ya he tratado de explicarte en varios ocasiones que no debias llegar hasta mí; ahora tu perseverancia será tu tumba. Ahora serás una víctima más de un corazón dividido.-
El aventurero aterrado empezó a nadar con fuerza hacia la orilla del lago intentando huir del esa extraña oscuridad.
Cuando estaba a unos pocos metros de la superficie vio al niño gris y triste del claro, pero ahora su rostro era inexpresivo como si fuera una estatua de mármol y sus ojos estaban cargados de las mismas sombras que invadían el lago dando le un aspecto aterrador. El niño rozo con los dedos la superficie del lago y la misma oscuridad del fondo broto de sus dedos; ahora ambas se extendían con velocidad en busca de su presa. Poco a poco la luz del lago era sustituida por la oscuridad, ya casi no quedaba luz cuando una voz neutra que parecía proceder de tres gargantas distintas resono en su cabeza diciendo:
- Te avisamos de que no entraras en el bosque, te dijimos que no tocaras el corazón, te pedimos que salieras del lago. Nos ignoraste y ahora eres presa de nuestro corazón. Ignoraste a la locura por parecer vieja, pero es sabia; caíste en las sombras porque te dieron pena; y te quedaste en la luz por ser un héroe. Por no saber escuchar ahora morirás en el corazón del bosque, en nuestro corazón.