lunes, 28 de noviembre de 2011

Un ángel que no sabia volar.



Cuenta una leyenda que no hace mucho tiempo nació un niño con alas, un ángel. Ah... los ángeles... criaturas míticas protectores del bien, la luz y el equilibrio. Antaño los ángeles moraban con los humanos pero sin saber porque estos desaparecieron de la noche a la mañana, se dice que fue el corazón humano quien les hizo huir ya que era veneno para ellos. La cuestión es que hacia milenios que no se veía un ángel en la Tierra y ahora había nacido un niño de padres humanos que tenía alas, un niño llamado Exiel.
Desde muy pequeño al joven Exiel soñaba con abrir sus alas y echar se a volar, pero cuando se lo decía a sus padres, estos le miraban con pena y le decían:
-Hijo, tú no tienes alas. Nadie tiene alas. Nunca vas a poder volar.-
Pero Exiel si tenía alas, las notaba en su espalda, las palpaba con las manos y acariciaba sus suaves plumas; incluso podía mover las. Con el tiempo Exiel estaba más convencido de su deseo de volar y sus padres preocupados le llevaron a psicólogos para que le hicieran ver que ellos no le veían ningunas alas, que nadie le veía alas, que era toda una invención suya.
Hasta que llego el fatídico día en que Exiel decidió huir de una vida que no le quería como él era, que le intentaba cambiar, que le hacía dudar de quien era.
Con el paso de los años Exiel se hizo más huraño y reservado; desde que se escapo de casa sobrevivía a duras penas y lo peor para era que aún no podía volar, sus alas eran demasiados pequeñas todavía pero él las ejercitaba todos los días para que se fortalecieran y le permitiesen volar.
Por fin llego el día que tanto había estado esperando, por fin, sus alas, eran lo bastante grandes, por fin podría alzar el vuelo y demostrar la verdad al mundo que lo había querido cambiar; y justo el día que cumplía 20 años decidió dar el gran paso. Se subiría al rascacielos más alto de toda la ciudad, extendería sus alas y surcaría los cielos durante el resto de sus días
Cada vez que pensaba en su primer vuelo sus plumas vibraban de la emoción, pero justo cuando estaba en el borde del rascacielos, sus alas se pusieron firmas indicando que estaban listas. Exiel las empezó a mover con suavidad y poco a poco sus pies se levantaban del frió cemento de la azotea; una vez que había comprobado que si podían con su peso, se lanzo al vació de un salto, ante el asombro de todos los que le veían desde abajo, extendió sus alas y se marcho volando. O eso es lo que Exiel pensó.
Lo que los periódicos contaron fue algo distinto. En ellos aparecía en primera plana o bien la imagen de Exiel precipitándose contra el asfalto o la fotografía de su cuerpo ya estrellado contra la acera del centro de Madrid; y como titular: "Un loco de nacimiento se laza desde un rascacielos creyéndose un ángel". Sus padres dijeron que ellos hicieron cuanto pudieron para sacarle la idea de que tenía alas, pero cuando se fue de casa ya no pudieron hacer nada más.
¿Cuál es la verdad te preguntaras?
Yo te la diré. Exiel si era un ángel o al menos tenía su espíritu pero por desgracia para él tuvo que nacer en una época ya muerte que no cree en nada que no sea el dinero y los bienes materiales.
Exiel fue solo una muestra de lo que paso con los ángeles, no desaparecieron, sino que se murieron; al igual que la sociedad corto las alas a Exiel impidiendo a su cuerpo volar, lo mismo paso hace ya milenios cuando los ángeles cayeron. El mundo le había cortado las alas haciendo que se estrellaran contra la realidad que los hombres se empeñaban en crear; quienes no murieron ese día quedaron muy mal heridos, y sí aún quedan ángeles pero tiene las alas rotas y no paran de llorar.
Lloran al ver a la humanidad, lloran por todos esos ángeles asesinados por la visión humana: "o eres como nosotros o no eres real."

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Sabio del monte ¿que se siente al romperse el corazón?


Curvar los labios para sonreír y que lo ojos suelten lágrimas amargas
mirar en tu corazón para saber si hiciste bien y que tu alma se estremezca de pena
pensar en la felicidad absoluta y descubrir que ahora solo se quiere morir
mirar al futuro y ver que lo que andes era un paraíso ahora es nada. Eso es lo que dijo el sabio de la montaña al joven que le fue a preguntar cómo se siente alguien con el corazón roto.