Se fue al baño. La puerta estaba
abierta, entro y la cerró pero sin pestillo, mientras se acerba al retrete introdujo
su mano izquierda en el calzoncillo para sacar su pene. Levantó la tapa y
empezó a orinar; mientras con la derecha invocaba una pequeña esfera de luz que
paso a tener un aspecto como más granulado mientras giraba hasta convertirse en
una espera de tierra que empezó a latir imperceptiblemente al principio y con más
intensidad al final. Con un sonido seco la esfera se rompió saliendo de su
interior un pequeño dragón de roca; se sacudió el pene y se lo guardo mientras
tiraba de la cadena.
El dragón daba vueltas en el baño
mientras se lavaba las manos, se miró al espejo y momentáneamente se mostró con
todo su esplendor; dejó de ser un chico normal para mostrar su cuerpo
ligeramente azulado cubierto por una fina túnica negra hasta las rodillas con
el pelo blanco recogido en una trenza hasta la mitad de la espalda entre los
tres pares de alas que salían de su espalda. Pero solo durante un instante. Hizo
un gesto con la mano y el dragón desapareció.
Abrió la puerta del baño y volvió
con el resto de sus amigos mientras pensaba:
“Los dioses también van al baño”