La Mentira es una dama elegante,
fina y delicada; posee unos modales exquisitos como los de la princesa más pura
y un aspecto que haría palidecer a la diosa de la belleza. Es lista e inteligente
como mil hombres, pero sobre todo es sabia. Posee todos los conocimientos sobre
la faz de la Tierra, los que han pasado y los que están por llegar. También es
paciente como la mejor de las madres pues su paciencia es tan eterna como lo
son la luz de las estrellas. Pero a pesar de todo no es feliz.
La Mentira no es feliz. Y todo
porque los hombres la repudian y maltratan. La consideran sucia e impura
simplemente por no ser la dolorosa Verdad. No son capaces a la Mentira ni a su
trabajo.
Todos consideran que la Mentira
tiene un trabajo deshonesto porque se dedica a modificar la Verdad para hacer a
gusto de cada uno. La Mentira pule lo picos de la Verdad para que no duela
cogerla; también protege a los débiles de ella puesto que la Verdad es directa
y demoledora, arrasa con todo y todos sin distinción.
La Mentira es una amante
silenciosa. No te exige fidelidad ni pureza. No busca un príncipe azul de
cuento de hadas ni tampoco un genio que la encandile con sus canciones y poemas.
Solo busca una compañía leal, que la aprecie en los buenos momentos y en los
malos, pero sobre todo busca alguien que la valore por como es y la aprecie por
su trabajo, porque aunque incomprendido realiza una función indispensable para
la humanidad.
Los hombres no saben siquiera que
la Mentira es hija suya. Ellos la crearon para cumplir una misión durante toda
la eternidad.
Por eso la Mentira está sola y vacía.
Sus creadores la repudian y su trabajo se desprecia, y aún así sigue firme a su
promesa.
“Nací para proteger a los hombres y moriré haciéndolo. Esta es mi
elección en esta vida. Pase lo que pase siempre cuidaré de aquellos que me alberguen
en su corazón.”
Porque la Mentira no es mala ni
es buena solo es una dama triste y sola.
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